La Abadía de Hautvillers es el lugar donde Dom Pierre Pérignon dedicó 47 años de su vida a inventar y perfeccionar las técnicas que le llevarían a crear un vino cuya reputación no tiene parangón

Situado en una colina que se alza sobre el valle del Marne, en el corazón de la región de Champagne, la abadía benedictina es el lugar donde llevó a cabo su misión de crear "el mejor vino del mundo".

El legado que atesora Dom Pérignon no es un obstáculo a la expresión contemporánea de su creación. Todo lo contrario, la abadía sigue siendo un lugar propicio a la inspiración, un lugar donde compartir la visión y el espíritu de Dom Pérignon en nuestros días. Richard Geoffroy, Chef de Cave, encuentra aquí la paz y el sosiego necesarios para crear los vintages Dom Pérignon. "Debemos manifestar nuestro ideal, nuestra singularidad, persiguiendo siempre lo absoluto", suele decir. "Es una búsqueda constante, en la que la inspiración no pierde el misterio, para lograr que Dom Pérignon se reinvente a sí mismo con cada vintage", afirma Geoffroy.

Dom Pérignon es un homenaje vivo, vibrante y constantemente renovado que evoca al padre espiritual del Champagne. Un maravilloso logro del emsamblaje, un ajuste delicado que alcanza su equilibrio misterioso reinventando, de un modo completamente inesperado, cada vez, la mezcla de uvas blancas y tintas de las dos variedades clásicas de Dom Pérignon: la Chardonnay y la Pinot noir.

En la actualidad Richard Geoffroy, Chef de Cave y creador de los vintages de Dom Pérignon perpetúa ese espíritu.