Todo comienza en Reims, en el siglo XVII. Luis XIV reinaba cuando Dom Thierry Ruinart, un erudito monje benedictino, proveniente de una familia de comerciantes textiles, tuvo una intuición genial.
Presiente entonces el destino prometedor de un nuevo “vino espumoso” preparado en Champagne, su región natal. En el siglo XVIII, mientras Voltaire y Montesquieu estructuran las bases de la Filosofía de las Luces, Nicolas Ruinart, sobrino de Dom Ruinart, hace realidad la visión de su tío. Comerciante textil como su padre, en 1729, abre el primer libro de cuentas dedicado a este vino con burbujas.
Por entonces, el champagne era sólo un presente que se ofrecía a los mejores clientes, aunque el decreto Real que autorizaba el transporte del vino en botellas abríría nuevos horizontes. Como el champagne sólo se podía transportar en tonel, la venta se limitaba a su región de producción. El éxito es tal que, 6 años más tarde, en 1735, el comercio del champagne se convertirá en la única actividad de la Maison Ruinart, que abandonó desde entonces el negocio textil.
Rápidamente, la maison Ruinart eligió privilegiar la uva Chardonnay, esta cepa frágil y escasa que triunfaba en toda la gama Ruinart, una uva que evoluciona lentamente, otorgando poco a poco y con el tiempo toda su complejidad aromática.
La uva Chardonnay representa, desde siempre, un desafío para los jefes de bodega. Directores de orquesta y ángeles guardianes del estilo Ruinart, más allá de las dificultades de cada añada, siempre deben dar lo mejor de sí mismos para dominar los caprichos de esta cepa. Se necesita por tanto talento, inspiración y una experiencia única para el assemblage de las cosechas de la Maison. Desde 2007, ese ángel tiene nombre propio: Frédéric Panaïotis, originario de champagne, máximo responsable actual de las bodegas.
Tipo de vino: Champagne
Variedades de uva:
Pinot Noir, Chardonnay, Pinot Meunier.