2022 ¡El clima propone, la viña dispone y el vino desobedece!

En un año pasan muchas cosas. Como en nuestras propias vidas, los vinos vienen marcados por los cambios, las circunstancias externas e internas. El balance final será el compendio de esos grandes o pequeños avatares, que determinará la personalidad de una añada. Y a veces, ese resultado se salta la lógica.

Un verano extremadamente cálido y una importante escasez de lluvias hacían presagiar otro resultado, y, sin embargo, 2022 está sobre los pasos de la gran añada 2019 por la precisión y balance impecable de los vinos, pero con una arquitectura más liviana.

La fuerza de la añada dio el toque de homogeneidad, con floración y vendimia rápidas y taninos en su punto óptimo. Sorprendentemente, los grados oscilan entre 14 y 14,5% vol., con baja acidez, pero buen pH. Un verano tan cálido no hacía presagiar esta “agilidad fluida” de la añada; pero… el clima propone, y los vinos bordean los pronósticos, sin que medie una explicación.

2022 fue un año de récord de temperaturas en verano, tanto en máximas, como en mínimas y la casi ausencia de lluvias en verano. El invierno fue frío y seco y sólo en los meses de abril y mayo se registraron precipitaciones. Todos los estadios se desarrollaron con tres semanas de antelación a la media de otros años, y hubo suerte con las heladas y el granizo. Las uvas se quedaron pequeñas por la falta de agua, pero a pesar de esto las viñas viejas no sufrieron aparentemente por ello.

De marzo a mayo, cayeron 125 litros que fueron primordiales para un crecimiento homogéneo de las vides. La brotación se produjo en torno al 27 de abril.

En los primeros días de mayo se registraron hasta 30º, alternando con lluvias, lo que hizo que la floración fuera muy rápida, entre el 5 y el 11 de junio.

Tanto el mes de junio, como el de julio fueron muy cálidos, pero el desarrollo de la vegetación se produjo sin ningún estrés, a pesar de las altas temperaturas. El 12 julio se registraron 12 litros, coincidiendo con el estadio guisante favoreciendo la buena formación de las uvas. Las temperaturas, entre 35º y 40º de día, y entre 15º y 20º por la noche, se situaron 5 grados por encima de lo habitual en esas fechas. El principio del envero comenzó el 20 de julio.

El calor extremo continúa en el mes de agosto, al igual que la ausencia de lluvias, pero a pesar de la situación el envero sigue sin problemas, aunque el tamaño de las uvas se queda muy pequeño. También anotamos que los sarmientos se agostan de una manera precoz, y en torno al día 20 ya no quedan pámpanos verdes. Por último, el día 29 de agosto cayeron 8 litros en Atauta y 3 litros el día 13 de septiembre.

La vendimia de Dominio de Es, Carravilla y Mata se llevó a cabo el 16 de septiembre, con niebla y temperaturas frescas por la mañana. Continuó el día 17 la de Dominio de Es y La Diva.

Al igual que tiene poca explicación la fluidez de esta añada con las circunstancias climáticas vividas, tampoco lo tiene el hecho de que apareciera erinosis a la vez en lugares tan alejados como en Dominio de Es y en las viñas francesas de Domaine de Pallus. Pero así fue.